
En el mismo momento en que lo vio llegar a casa, un niño le preguntó a su padre: —¿Papi, cuánto ganas por hora? Así, con voz tímida y ojos de admiración, un pequeño lo recibía al término de su trabajo. El padre miró con rostro severo al niño y repuso: —Mira, hijo, esos datos ni tu madre los co-noce, no me molestes que estoy cansado. ... Continuar leyendo